Por
Juan Diego Arrivillaga
Herrera
Médico
y Cirujano
El embarazo es proceso fisiológico en el que
ocurren una serie de cambios significativos en el cuerpo de la madre, estos cambios
se dan en la mayoría de órganos y sistemas en relativamente poco tiempo y con
el objetivo de crear un ambiente favorable para el desarrollo óptimo del feto. Las
decisiones que la madre toma durante el transcurso de estos nueve meses pueden
llegar a afectar al feto de forma positiva o de forma negativa, estas
decisiones son trascendentales durante el primer trimestre, periodo en el cual
la mayoría de órganos del feto son formados. Debido a la importancia del
cuidado de la madre y de su hijo, los sistemas de salud a nivel internacional
han propuesto varios esquemas de atención en el embarazo, parto y puerperio
denominados control prenatal. Según la
Dra. Angelina Riviera Montiel de la Universidad Nacional Autónoma de México el
control prenatal está definido como: “El conjunto de acciones médicas y
asistenciales que se concretan en entrevistas o visitas programadas con el equipo de salud, a fin de controlar la
evolución del embarazo y obtener una adecuada preparación para el nacimiento y
la crianza del recién nacido con la finalidad de disminuir los riesgos de este
proceso fisiológico.”
Sin embargo en gran parte de
los países latinoamericanos, Guatemala incluido, el control prenatal no tiene
una cobertura del cien por ciento, en muchas embarazadas el control prenatal es
parcial, es de calidad inadecuada o es dado por personal no capacitado. Según
el documento titulado “Situación de la primera infancia en Guatemala” realizado
por el Fondo de las Naciones Unidas para la Infancia en el año 2008, el 84% de
las mujeres embarazadas recibió control prenatal, el 51% fue en el primer
trimestre, 28% en el segundo trimestre y 5% en el último trimestre. El 16% del
total de embarazadas no recibieron control prenatal. Esta cifra aumenta en mujeres indígenas donde
la cifra se eleva hasta llegar a 19% y en mujeres sin escolaridad donde la
cifra es de 24%. Los niños guatemaltecos nacen de madres con un control
prenatal inadecuado, nacen de madres adolescentes, de madres con desnutrición
crónica y de madres anémicas.
Cuando existe un ambiente
intrauterino inadecuado, las consecuencias adversas pueden afectar de por vida
al niño. Este ambiente inadecuado puede estar dado a su vez, por lo que la
madre consume, y es que en nuestro país como en el resto de Latinoamérica, la
automedicación es un fenómeno que se ha presentado con fuerza en las últimas
décadas, factores como la ignorancia, el analfabetismo, la falta de recursos
económicos y el pobre acceso a servicios de salud formales hacen que este
fenómeno se manifieste en poblaciones vulnerables. En un estudio realizado por
la Dra. Izquierdo Vega del Instituto de Ciencias de la Salud de la Universidad
Autónoma del Estado de Hidalgo en el 2010, se indica que las mujeres se
automedican con mayor frecuencia que los hombres, también se indica que los
grupos farmacológicos consumidos con mayor frecuencia son los analgésicos con
un 45.17%, los antibióticos 22% y los antigripales 15%. Los fármacos consumidos
por la madre pueden ser transferidos hacia el feto a través de la placenta,
muchos factores están involucrados en la cantidad del fármaco que llega hasta
el feto, la distribución del fármaco, el metabolismo y la excreción del
fármaco. Los efectos dañinos en el feto pueden ser causados por los efectos
farmacológicos, efectos colaterales o complicaciones de los mismos. Existe una
gran variedad de fármacos que pueden tener efectos negativos en el desarrollo
del feto. La lista es enorme e incluye fármacos antiepilépticos, ansiolíticos,
antidepresivos, neurolépticos, quimioterapéuticos, inmunosupresores,
antirretrovirales, esteroides, fármacos antiinflamatorios, antibióticos, antimicóticos,
hipoglucemiantes orales, anti tiroideos,
antihipertensivos, diuréticos y anticoagulantes. En tiempos recientes se
ha aumentado la cantidad de mujeres que se encuentran en edad fértil o
embarazadas que reciben fármacos, por lo tanto se hace necesario tener una
asesoría profesional y personalizada de riesgo-beneficio para consumir algún
fármaco en el embarazo, ya que las consecuencias para el feto pueden llegar a
ser desde leves en el mejor de los casos, hasta graves y que pongan en riesgo la
vida de ambos.
Los prestadores de salud en
Guatemala tienen aún un gran camino por recorrer, deben aumentar la cobertura
del control prenatal tanto en calidad como en cantidad, pero además de promover
la adecuada nutrición, el consumo de hierro y ácido fólico y el apego al programa;
deben enfatizar en la población de
mujeres en edad fértil la importancia de reportar a su servicio de salud si
toman algún fármaco y creen estar embarazadas, la importancia de reportar si
están embarazadas y han tomado algún fármaco automedicado o si han usado de
forma recurrente algún fármaco durante el embarazo. La automedicación es
desaconsejada, más aun en un grupo tan vulnerable donde cualquier factor puede
afectar el desarrollo de una nueva vida.
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