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miércoles, 4 de febrero de 2015

Solo es una pastilla

Por
Juan Diego Arrivillaga Herrera
Médico y Cirujano

El embarazo es proceso fisiológico en el que ocurren una serie de cambios significativos en el cuerpo de la madre, estos cambios se dan en la mayoría de órganos y sistemas en relativamente poco tiempo y con el objetivo de crear un ambiente favorable para el desarrollo óptimo del feto. Las decisiones que la madre toma durante el transcurso de estos nueve meses pueden llegar a afectar al feto de forma positiva o de forma negativa, estas decisiones son trascendentales durante el primer trimestre, periodo en el cual la mayoría de órganos del feto son formados. Debido a la importancia del cuidado de la madre y de su hijo, los sistemas de salud a nivel internacional han propuesto varios esquemas de atención en el embarazo, parto y puerperio denominados control prenatal.  Según la Dra. Angelina Riviera Montiel de la Universidad Nacional Autónoma de México el control prenatal está definido como: “El conjunto de acciones médicas y asistenciales que se concretan en entrevistas o visitas programadas con el  equipo de salud, a fin de controlar la evolución del embarazo y obtener una adecuada preparación para el nacimiento y la crianza del recién nacido con la finalidad de disminuir los riesgos de este proceso fisiológico.”
Sin embargo en gran parte de los países latinoamericanos, Guatemala incluido, el control prenatal no tiene una cobertura del cien por ciento, en muchas embarazadas el control prenatal es parcial, es de calidad inadecuada o es dado por personal no capacitado. Según el documento titulado “Situación de la primera infancia en Guatemala” realizado por el Fondo de las Naciones Unidas para la Infancia en el año 2008, el 84% de las mujeres embarazadas recibió control prenatal, el 51% fue en el primer trimestre, 28% en el segundo trimestre y 5% en el último trimestre. El 16% del total de embarazadas no recibieron control prenatal.  Esta cifra aumenta en mujeres indígenas donde la cifra se eleva hasta llegar a 19% y en mujeres sin escolaridad donde la cifra es de 24%. Los niños guatemaltecos nacen de madres con un control prenatal inadecuado, nacen de madres adolescentes, de madres con desnutrición crónica y de madres anémicas.
Cuando existe un ambiente intrauterino inadecuado, las consecuencias adversas pueden afectar de por vida al niño. Este ambiente inadecuado puede estar dado a su vez, por lo que la madre consume, y es que en nuestro país como en el resto de Latinoamérica, la automedicación es un fenómeno que se ha presentado con fuerza en las últimas décadas, factores como la ignorancia, el analfabetismo, la falta de recursos económicos y el pobre acceso a servicios de salud formales hacen que este fenómeno se manifieste en poblaciones vulnerables. En un estudio realizado por la Dra. Izquierdo Vega del Instituto de Ciencias de la Salud de la Universidad Autónoma del Estado de Hidalgo en el 2010, se indica que las mujeres se automedican con mayor frecuencia que los hombres, también se indica que los grupos farmacológicos consumidos con mayor frecuencia son los analgésicos con un 45.17%, los antibióticos 22% y los antigripales 15%. Los fármacos consumidos por la madre pueden ser transferidos hacia el feto a través de la placenta, muchos factores están involucrados en la cantidad del fármaco que llega hasta el feto, la distribución del fármaco, el metabolismo y la excreción del fármaco. Los efectos dañinos en el feto pueden ser causados por los efectos farmacológicos, efectos colaterales o complicaciones de los mismos. Existe una gran variedad de fármacos que pueden tener efectos negativos en el desarrollo del feto. La lista es enorme e incluye fármacos antiepilépticos, ansiolíticos, antidepresivos, neurolépticos, quimioterapéuticos, inmunosupresores, antirretrovirales, esteroides, fármacos antiinflamatorios, antibióticos, antimicóticos, hipoglucemiantes orales, anti tiroideos,  antihipertensivos, diuréticos y anticoagulantes. En tiempos recientes se ha aumentado la cantidad de mujeres que se encuentran en edad fértil o embarazadas que reciben fármacos, por lo tanto se hace necesario tener una asesoría profesional y personalizada de riesgo-beneficio para consumir algún fármaco en el embarazo, ya que las consecuencias para el feto pueden llegar a ser desde leves en el mejor de los casos, hasta graves y que pongan en riesgo la vida de ambos.

Los prestadores de salud en Guatemala tienen aún un gran camino por recorrer, deben aumentar la cobertura del control prenatal tanto en calidad como en cantidad, pero además de promover la adecuada nutrición, el consumo de hierro y ácido fólico y el apego al programa; deben enfatizar en la  población de mujeres en edad fértil la importancia de reportar a su servicio de salud si toman algún fármaco y creen estar embarazadas, la importancia de reportar si están embarazadas y han tomado algún fármaco automedicado o si han usado de forma recurrente algún fármaco durante el embarazo. La automedicación es desaconsejada, más aun en un grupo tan vulnerable donde cualquier factor puede afectar el desarrollo de una nueva vida. 

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