Por
Diego Rolando Hernández
Galdamez
Medico y cirujano
Algo que me llamó la atención
desde el principio, es que si bien Bill Gates no nació millonario, sí nació dentro
de una familia acomodada, de clase media alta, lo cual le sirvió para acudir a
centros educativos de élite, tal como lo es la Universidad de Harvard. Sin
embargo, como ya se sabe, no llegó a culminar sus estudios universitarios.
Cabe mencionar que en aquella
época, Gates se incursionó en el mundo de la informática, junto con su amigo y
compañero universitario, Paul Allen. Justo en ese momento ese campo tecnológico
tenía un gran futuro de parte de empresas que estaban interesadas en la
producción de ordenadores de menor tamaño y un precio más razonable. Fue así
como a la edad de 20 años, Bill Gates ya era presidente y director de Microsoft
Corporation, con únicamente 16 empleados.
Después de una serie de
batallas intelectuales y legales, Bill Gates se caracterizó por su carácter
ambicioso, y a los 31 años ya era multimillonario. Algo interesante es que es
criticado por seguir modelos ya establecidos, como los de Steve Jobs, sin
embargo sus ideas fueron patentizadas y sus programas fueron vendidos a la empresa
IBM, la cual logró reproducir modelos más baratos, al alcance de la gran
mayoría de personas.
Admiro a Bill Gates no sólo
por su trabajo a través de los años, si no por su astucia y capacidad de
reproducir y mejorar ideas ya establecidas, dándole un giro totalmente a lo
conocido, mejorando estándares para un mejor uso y alcance a todos. Logró su
fortuna a base de simplificar las cosas y ponerlas a disposición del bien
común.
Además de su inmensa fortuna,
es de conocimiento trivial la filantropía que practica a través de su
fundación, la cual maneja junto a su esposa.
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