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miércoles, 4 de febrero de 2015

Salud a la Tortrix


Por
Luis Robles
Médico y cirujano

Como médico he tenido la oportunidad de conocer los servicios de salud de Guatemala desde adentro y experimentar sus carencias, así como sus fortalezas (increíblemente las tiene). Sin embargo en los últimos días he visto en las noticias nacionales como se desarrolla una grave crisis hospitalaria, particularmente en el Hospital General San Juan de Dios, o como lo llamamos los “San Juaneros” de manera pomposa pero afectiva, “El Santo Hospital”.  No es ningún secreto que el sistema de salud de Guatemala está en ruinas, El Hospital General San Juan de Dios tiene una deuda con sus proveedores de Q130 millones, la cual lo tiene sin insumos, situación que obligó  a los médicos a suspender las cirugías electivas y la atención en consulta externa el pasado 25 de septiembre.  Preocupa que tanto la prensa como el gobierno hallan hecho ver a los médicos del nosocomio en cuestión como haraganes y no como defensores de la población ante un gobierno que se ha demostrado ser inepto a la hora de atender las necesidades de salud de la población. Sin embargo preocupa más la laxitud e indiferencia  con la que nuestro nuevo Ministro de Salud (quien probablemente sabe poco de salud, puesto que es economista y no profesional de la salud) ha propuesto que se solucione la crisis. Propuso cancelar Q12 millones de la deuda y despedir a los médicos que no acataran su orden de atender. Dejadme explicar porque estas dos medidas son inútiles y demuestran la ignorancia del Ministro en cuanto el modus operandi del sistema de salud.
Doce millones representan apenas el 9.23% de los 130 millones de quetzales que adeuda el ministerio, yo no soy economista (a diferencia del ministro) pero si alguien me debiera a mi 130 quetzales y me ofrece pagarme doce quetzales para que le deje de cobrar y le vuelva a prestar aun sin haber  saldado la deuda, lo tomaría por loco y no le volvería a prestar de nuevo. De la misma manera, su solución estoica y pragmática de simplemente despedir a aquellos médicos que no atiendan es un error garrafal de su parte. ¿Por qué? Bueno, los médicos jefes de servicios y consultas son quienes realmente tomaron la decisión de no atender hasta que hubiera insumos de nuevo. Estos médicos usualmente son subespecialistas, la mayoría entrenados fuera de Guatemala y dedicados al servicio de los guatemaltecos, si se les despidiese, sería muy difícil hallar médicos con ese nivel académico y técnico tan alto, y que además tengan la voluntad de servir a la población. ¿Servir a la población, no son subespecialistas pues, han de ganar bien, o no? Un médico subespecialista tiene cuanto menos doce años de estudio y en el sistema de Salud Publica usualmente devengan sueldos que rondan los 3000 quetzales mensuales, lo que quiere decir que ganarían más contestando llamadas en un Call Center que atendiendo consulta y operando, de tal manera que despedirlos no solo sería contraproducente sino también demostraría como el ministro realmente no sabe nada del sistema de salud de Guatemala ni de cómo funciona.
De cualquier modo, no hay que olvidar que quien sale perdiendo acá es el guatemalteco que acude a la consulta externa del hospital para ser atendido. Él es a quien se le demorara su consulta, su diagnóstico y su tratamiento. 

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