Por
Elvia Victoria Peralta
Médica y cirujana
Fue difícil decidir quién es “el
científico que más admiro”, puesto que ha habido tantas personas que han
influido de manera revolucionara el mundo de la ciencia. Sin embargo, el primer
científico que más me impresiono fue una mujer, Marie Curie.
Maria Sklodowska (Marie Curie) nació en
Polonia el 07 de noviembre de 1867. Sus padres, siendo maestros, le enseñaron a
ella y a sus hermanos el valor del conocimiento, de aprender, de educarse a sí
mismos para poder tener un mejor futuro; como bien dicen “saber es poder”. A
pesar de las duras lecciones que le dio la vida, con la muerte de su hermana y
madre, Marie se graduó con honores a sus 15 años. Tras esto ella tuvo un
período de “depresión” por lo que tuvo un año sabático y luego a este y con los
deseos de seguir formándose tomó clases clandestinas, ya que en esa época llena
de conflictos militares, las autoridades no permitían la educación superior de
las mujeres y mucho menos educarse en temas de ciencia.
Después de trabajar como maestra, Marie
ahorró el dinero suficiente para poder seguir su sueño e ir a la universidad en
París y es acá en donde ella cambia su nombre. Aunque sus compañeros tenían una
mejor formación académica que ella, con todo su esfuerzo y convicción pudo
lograr su Maestría en Física y Matemática. Luego conoció a su esposo Pierre
Curie, quien la alentó a que buscará su título como Doctora, después de haber
sido ella quien lo alentará a él para obtuviera el suyo.
En 1985, Marie decidió estudiar los rayos
provenientes del uranio del físico Henri Becquerel. Al estudiar y trabajar con
el uranio, se dio cuenta que sus propiedades podían cambiar según como se
trabajase con el mismo y para describir la conducta de los elementos cuando se descomponen sus núcleos, creo el término
“radioactividad”. Al trabajar con un mineral “pechblenda” se da cuenta que
pueden haber elementos desconocidos que también pueden emitir rayos, por lo que
su esposo Pierre se une a su investigación y juntos descubren el “polonio” y el
“radio” en 1989.
Debido a su investigación con sustancias
radioactivas, Marie y Pierre se encontraban cansados, irritados, bajando de
peso; Pierre advertía que la radioactividad de los elementos podía causar algún
daño a la “carne viva”, pero Marie insistía en que los daños no podían ser tan
graves. Tras sus publicaciones, personas de la medicina y de la industria
apoyaron la investigación de los Curie para separar a los elementos de los
compuestos. En 1903, Marie termina su
tesis de doctorado y su trabajo fue reconocido por haber hecho más por la ciencia
que cualquier otro proyecto previo; Marie fue la primera mujer en obtener este
título en Francia.
En 1903, los Curie reciben el Premio Nobel
de Física. Aunque sus vidas mejoraron, Pierre fue quien recibió más notoriedad
por esto y Marie continuo con sus investigaciones. En 1906, Pierre fallece y en
1911 Marie rehace su vida amorosa con Paul Langevin, en este mismo año ella
recibe su segundo Premio Nobel por su trabajo con el radio y sus compuestos. En
1914, es nombrada como directora del Instituto de Radio de París y se funda el
Instituto Curie. Marie sufrió de anemia perniciosa a causa de sus trabajos con
los elementos radioactivos, costándole la vida en 1934.
Al repasar brevemente la vida de Marie
Curie, me he dado cuenta que no importan los obstáculos que la vida le dé a
uno. Siempre se pueden encontrar las fuerzas para superar cada uno de ellos y
ser mejor de lo que se era ayer. Marie Curie me inspiró desde muy pequeña a ser
la mejor versión que puedo llegar a ser y luchar por todos los sueños que tenga
en mi vida. Creo que hoy en día se le reconoce por todos sus aportes en la
ciencia, pero como mujer ella se destacó entre todos los hombres que pudieron
opacarla; estoy segura de que así como a mí, ha logrado inspirar a miles de mujeres
para incursionarse en la ciencia y poder lograr cambios que trasciendan.
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