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miércoles, 4 de febrero de 2015

¿Doy la Choca o me Hago el Loco?



Por
Luis Alfredo Navas Contreras
Médico y cirujano


En Guatemala mientras el semáforo marca el color rojo, hay múltiples personajes desde algunos que con sus gracias y talentos nos entretienen hasta ancianos, niños y/o minusválidos quienes se mezclan en las líneas de los vehículos los 35 segundos que suele tardar en ponerse nuevamente el color verde e iniciar la marcha hacia nuestros destinos.

El asunto es: ¿Que sucede cuando un personaje de estos se acerca a nuestra ventana y humildemente reclama “una choca” por el talento que acaba de mostrar o como limosna?.

Es acá cuando en compañía de otra persona inician las típicas discusiones sobre si tengo o no que darle algún tipo de remuneración económica por lo que el personaje acaba de realizar. Entonces justo me pasaba la semana pasada cuando en compañía de otro pasajero nos detuvimos en un semáforo, al momento que el personaje se acercó fue tan sencillo no bajar la ventanilla y únicamente ignorarlo, es aquí donde surgió una discusión con fundamentos validos para cada uno de los pasajeros del carro.

Mientras el argumento de un pasajero era que no había que darle nada, sencillamente por que el personaje decidió ese estilo de vida, hay personas que no tiene trabajo, educación o algún tipo de discapacidad física, pero buscan los medios para salir adelante y poder por sus propios medios iniciar a cursar una carrera educativa, buscar un empleo y poco a poco poder salir adelante mientras estudian y trabajan, hay muchas personas que lo pueden demostrar, comentaba.

Así mismo, el otro pasajero comentaba que dicho personaje ya había iniciado el cambio, había salido de su casa, a buscar una forma de ganarse la vida aun si se trata de personas del área rural, niños enviados por los padres, ancianos sin ningún tipo de pensión, minusválidos o personas que no han culminado sus estudios primarios, entonces él mientras tanto se esta ganando el dinero que necesita para poder subsistir fuera de casa, para comprar medicamentos o en otras instancias iniciar una carrera educativa con lo poco recaudado cada 35 segundos.

Muchas de estas personas son del interior de la república, a quienes les “pintan” la ciudad capital como un lugar lleno de oportunidades, en donde el trabajo esta a la vuelta de la esquina y en donde únicamente es peligroso porque hay muchos ladrones, sin embargo si analizamos esta situación la mayoría de personas que ingresan a la ciudad capital desde el interior de la república vienen con el afán y el sueño de poder conseguir un empleo mejor remunerado el cual les brinde mejor calidad de vida.

Así es como inicia la odisea y el trabajo poco a poco es más difícil de conseguir, entonces es una disyuntiva muy importante, trabajo en un semáforo, o soy ladrón, obviamente la decisión viene incluida en la moral y ética que se haya inculcado al personaje y al nivel de necesidad que este tenga, mientras en un trabajo su primera paga puede ser en un mes, siendo ladrón es inmediata la paga.

Entonces es únicamente de crear conciencia, y ver ambos lados de la moneda, analizar y ver mas allá de un simple acto de malabarismo o de equilibrio, de un le limpio el vidrio, le vendo un chicle, me regala una moneda o le muestro una receta médica de años anteriores, las cosas nunca son lo que parecen.

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