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martes, 24 de febrero de 2015

Rita Levi Montalcini


Por
Génesis Azucena Argueta Tello
Médica y cirujana




Uno de los personajes contemporáneos más sobresalientes, la Dra. Rita Leví Montalcini, científica italiana, médico y cirujano, neuróloga y política, premio Nobel de medicina por su obra extraordinaria sobre factores de crecimiento neuronal. Un ejemplo de vida, esfuerzo y perseverancia, de conocimiento descubierto y aplicado a la propia vida.
De nacionalidad italiana, de familia sefardí, descendientes de judíos hispano portugueses, cuyos inicios académicos muestran desde ya la perseverancia que la caracterizó toda su vida, pues trabajó como panadera hasta la edad de 20 años para poder costearse sus estudios a pesar de ser alérgica a la levadura. Feminista indiscutible, decide durante su adolescencia no casarse para no repetir el mismo “modelo victoriano” de obediencia a un hombre, según describe ella misma en sus memorias.
“Siempre pensé que la mujer estaba destruida porque el hombre imponía su poder por la fuerza física y no por la mental. Y con la fuerza física puedes ser maletero, pero no un genio. Lo pienso todavía.”                            Rita Leví
A la edad de 35 años se gradúa con Summa cum laude de la Facultad de Medicina de Turín.  Las cuestiones sociales y políticas de la época no fueron las más favorables para una mujer judía a pesar de su mente prodigiosa, pues 2 años después de graduarse, Benito Mussolini prohíbe a  toda persona judía acceder a una carrera  o involucrarse en cualquier actividad profesional, lo cual la obliga a renunciar a sus labores como ayudante de histología de un investigador italiano, no así  doblegar su espíritu científico, ya que monta en su propio dormitorio investigaciones y experimentos sobre el crecimiento de fibras nerviosas en embriones de pollo.  Por las cuestiones políticas, tiene que enfrentar amenazas y embestidas junto a su familia que la obligan a abandonar su hogar durante la guerra.
A la edad de 45 años inicia la etapa más productiva de su carrera científica en la Universidad de Washington de Saint Louis, que le valió a sus 75 años el premio Nobel de medicina, gracias a su contribución al conocimiento sobre factores de crecimiento neuronal.
Sus contribuciones a la humanidad no se limitan a los meros productos de sus investigaciones, pues construyó una fundación dedicada a la educación de las mujeres
africanas;  Rita Leví sostuvo hasta sus 103 años de vida que la actividad científica y la social son la misma cosa, la ayuda a las mujeres africanas y la medicina son para un mismo fin.
Rita Leví se declaró en contra de cualquier tipo de jubilación o subsidio, “el cuerpo se arruga, pero nunca el cerebro” decía; hasta sus 103 años de vida que le fueron concedidos, dirigió las actividades de su  laboratorio en Roma, y por las tardes las de su fundación para la educación de los menos favorecidos. Las aportaciones tanto científicas como humanas de la Dra. Leví  son tan relevantes unas como las otras.
 Falleció en su hogar en Roma, en el 2012, a la edad de 103  años.
Un ejemplo claro de perseverancia y determinación, una mente prodigiosa y aplicada a ella misma, pues quien mejor que ella para conocer el funcionamiento del cerebro humano, ella afirmó: “cuando ya no pueda pensar, quiero que me ayuden a morir con dignidad”, expone su creencia firme en que la actividad intelectual  mantiene un espíritu joven pese a los rastros de los años sobre el cuerpo, lo cual ella lo ejemplificó en su propio ser.
La Dra. Rita Leví Montalcini, fue una mente extraordinaria, una persona valiente y un ejemplo de persona comprometida, merecedora de toda mi admiración.

"Porque naturalmente la vida no está en este pequeño cuerpo. Lo importante es la forma en que hemos vivido y el mensaje que dejamos. Eso es lo que nos sobrevive. Eso es la inmortalidad”           Rita Leví

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