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jueves, 19 de febrero de 2015

Frederick Hopkins

Por
Flor de María Chew Florián
Médica y Cirujana

     Nació el 20 de junio de 1861 en Eastbourne (Inglaterra) y fallece el 16 de mayo de 1947 en Cambridge (Inglaterra). 
     Inició estudiando química en la Universidad de Londres. Su padre era un librero, aficionado a la ciencia; aunque murió cuando Frederick era un niño, Frederick Hopkins desde pequeño, se sintió atraído por los temas relacionados con la ciencia. En 1894 obtuvo en el grado de Medicina, en el Guy’s Hospital de Londres, y entre 1914 y 1943 se convirtió en el primer profesor de Bioquímica de la Universidad de Cambridge.
    Su principal contribución investigadora fueron sus descubrimientos en el campo de las vitaminas, desarrolló investigaciones con ratas, con las que descubrió la existencia de sustancias imprescindibles para mantener la vida (“vitaminas”) las cuales no eran producidas por el organismo y debían obtenerse de la dieta, ya que la ausencia de las mismas, determinaba la aparición de ciertas enfermedades carenciales.
     Además descubrió que ciertos alimentos tenían una relación directa con el crecimiento; comprobó que el consumo de leche conseguía hacer reanudar el crecimiento detenido de un ser vivo en formación;  también llegó a la conclusión de que la sustancia activa sobre el crecimiento de los seres vivos es la vitamina A.
     Tuvo durante mucho tiempo que estudiar cómo las células obtienen la energía a través de un proceso metabólico complejo de reacciones de oxidación y reducción. También demostró que la falta de oxígeno provoca una acumulación de ácido láctico en el músculo.
     En 1929 se le concedió el Premio Nobel de Medicina o Fisiología, siendo el premio más relevante, sin embargo fue galardonado en repetidas ocasiones.
¿Por qué es considerado influyente?
     El aporte que realizó este Bioquímico y Médico Británico, constituyó un avance muy importante para la humanidad, debido a que las vitaminas son imprescindibles para la salud del ser humano, ya que al ingerirlas, se previenen una serie de enfermedades como el bocio, escorbuto, ceguera, anemia perniciosa, entre otros y con ello se mejora también la calidad de vida evitando síntomas y signos propios de la deficiencia de vitaminas específicas y también cabe mencionar que la población sana está constituida por personas laboralmente activas, más productivas y con menor ausentismo laboral, lo que conduce a un país a un mayor desarrollo, en comparación con los países que poseen una población enferma, que es menos activa laboralmente, en donde existe mayor ausentismo laboral e incluso la esperanza de vida es menor para la población. 
     También es importante su descubrimiento, ya que los suplementos vitamínicos en mujeres embarazadas disminuyen el riesgo de que sus hijos presenten anomalías del tubo neural, labio leporino, paladar hendido, entre otros.

     A partir de los descubrimientos de Frederick Hopkins, se conoce que la ingesta de leche, reanuda el crecimiento de un ser vivo en formación, tal como sucede con la población infantil; a pesar de que un niño no haya tenido una alimentación adecuada en su totalidad, es posible mejorar su crecimiento, desarrollo y por tanto su estado de salud, iniciando por cambiar su estado nutricional, lo cual se logra recomendando una dieta balanceada, con suplementos vitamínicos y la ingesta diaria de leche.       

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