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miércoles, 4 de febrero de 2015

La seguridad de las vacunas




Por
 Boris Alexander Martínez Recinos
Médico y Cirujano

Me encontraba atendiendo la consulta externa de mi trabajo con madres de niños desnutridos del corredor seco del país, pero este día no fue del todo normal.  Luego de brindar atención, evaluar su estado médico y nutricional, extender recetas y dar las recomendaciones necesarias a varios niños, una de las madres a quien recomendé la aplicación a su hijo, de la vacuna contra sarampión, paperas y rubéola (SPR), me cuestionó sobre la seguridad de la vacuna y la incertidumbre sobre su aplicación, pues había escuchado en programas de televisión que predispone a que los niños padezcan problemas de autismo, cambios conductuales y en etapas posteriores de la vida, la enfermedad de Alzheimer.
Debo decir que la pregunta de la madre me sorprendió, pues en la práctica generalmente nadie cuestiona las vacunas; sin embargo esta madre deseaba tener la certeza de alguien capacitado para  explicarle.
He de citar que este tipo de desconfianzas surgen en la población mundial en el año 1998, luego de que el Dr. Andrew Wakefield quien trabajaba en Hospital Santa María de Londres publicó los resultados de su estudio en la revista The Lancet, en los cuales establecía una relación entre la administración de la vacuna SPR y el desarrollo posterior de autismo y enfermedad intestinal en niños.
Años después, pese a los intentos de varios investigadores de reproducir los resultados encontrados por Wakefield y confirmar su hipótesis, nadie encontraba resultados similares. Se realizó un análisis detallado de dicho estudio, encontrando que estaban basados en muy pocos casos, su diseño y metodología eran inconsistentes para probar su hipótesis, el estudio fue llevado a cabo sin la aprobación de un panel de ética y además se identificaron serios conflictos de interés financiero por parte del investigador.  En el año 2010 el panel del Concilio General de Medicina de Gran Bretaña determinó que Wakefield había actuado de forma deshonesta, irresponsable y en contra de los intereses de sus pacientes, por lo que su licencia fue removida y sus publicaciones anuladas.

Sin embargo, luego de la publicación de los hallazgos de Wakenfield las tasas de inmunización en países como Estados Unidos, Inglaterra e Irlanda entre otros, se vieron seriamente disminuidas, con un aumento en los casos de sarampión y rubéola en los mismos lugares, resultando en serias complicaciones e incluso la muerte de pacientes; que aún hoy continúa generando desconfianza entre la población. Las vacunas protegen a nuestros niños, personas ancianas y pacientes con inmunodeficiencias de sufrir enfermedades infecciosas, la tasa de inmunizaciones nos coloca en un nivel en que las epidemias podrían resurgir,. Aunque no puede asegurarse que las vacunas no tengan efectos adversos, debemos informar y aclararlo a la población.

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