Por
Sandy Analy
Padilla Paredes
Médica y Cirujana
En
la antigüedad se definía a la salud como la ausencia de enfermedad, sin
embargo, la Organización Mundial de la Salud (OMS) en 1994 decidió definirla
como “un completo estado de bienestar
físico, mental y social”. Por lo
tanto, para alcanzarla se ven involucrados diferentes factores conductuales y
sociales que influyen en la presencia o no de enfermedad.
Con
esta nueva definición de salud han tomado auge los famosos “Estilos de Vida Saludable” que muchas personas comentan y promueven,
sin realmente estar seguros de qué se trata. Estos se tratan de un conjunto de
procesos sociales, hábitos, conductas y comportamientos en el individuo, la familia o la comunidad
que conlleve a la satisfacción de las necesidades humanas para alcanzar un
bienestar biopsicosocial que se necesita para generar calidad de vida y
desarrollo personal” (“los
estilos de vida saludables: componente para la calidad de vida”, Luz Helena
Maya, 1997).
Los
estilos de vida saludables, involucran principalmente realizar ejercicio físico
diario o mínimo tres veces por semana, una alimentación sana y balanceada, un
comportamiento seguro para prevención de accidentes, adecuado patrón de sueño,
no abuso de sustancias como alcohol o drogas, adecuado manejo de emociones y
estrés y apego a tratamiento médico, cuando éste es necesario.
En nuestro país existen
diferentes razones por las que la población se comporta de manera contraria,
por ejemplo un típico “almuerzo” puede
ser una gaseosa con un tortrix o pollo frito porque están al alcance económico,
sin darse cuenta de las consecuencia que puede generar esto, y sin pensar que
una manzana y agua pura puede también estar al alcance económico y son más
saludables.
Otros ejemplos,
incluyen conducir a alta velocidad en estado de ebriedad, el estrés que se vive
en los trabajos diariamente o el estrés que causa vivir en una sociedad tan
violenta, hace que no logremos manejar adecuadamente la carga emocional que
llevan nuestros problemas diarios y que sea normal que una solución para ellos
es consumirse en una botella de alcohol “para olvidar las penas”, sin tomar en
cuenta que este comportamiento causa serias consecuencias a nuestro organismo y entorno social. También cuando se dice que no se dispone de tiempo
para ejercitarse, aunque si se disponga para la bebida o el comportamiento
promiscuo que expone al cuerpo a peligrosas enfermedades formando así un círculo
vicioso de malos hábitos Los ejemplos anteriores han originado que en Guatemala
y toda América Latina y el Caribe, las enfermedades
no transmisibles vayan en aumento generando una carga sanitaria y económica importante,
lo que puede reducirse mediante la practica de un estilo de vida saludable; por
lo que los estilos de vida saludables son una decisión de poder, de poder
prevenir un daño grave para nosotros.
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