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miércoles, 4 de febrero de 2015

Enfermedades tropicales desatendidas: Reto global, ¿solución local?

Por
Catherine Aracely Guerra
Médica y cirujana

 La OMS estima que hay aproximadamente mil millones de personas que padecen alguna enfermedad tropical desatendida. La mayoría son personas pobres, que viven en áreas rurales de países en desarrollo. Este grupo de enfermedades casi no recibe atención ni recursos pese a su magnitud e impacto socioeconómico, además de que dan lugar a discapacidades, disminuyen la calidad de vida y pueden causar la muerte. La falta de recursos disponibles para el tratamiento de estas enfermedades, afecta directamente el desarrollo de tratamientos y vacunas para prevenirlas, de modo que, por ejemplo, no se ha desarrollado ningún medicamento efectivo para la enfermedad de Chagas en 40 años. A nivel internacional estas enfermedades tienen escasa visibilidad, ya que están asociadas a factores ambientales y geográficos que no son comunes en países industrializados, además no forman parte del ámbito de intereses de las farmacéuticas ya que el mercado no ofrece incentivos debido a que la mayoría de enfermos son de escasos recursos. En Guatemala, contamos con varias de estas enfermedades, entre las que se haya, el dengue, Malaria, parasitismos intestinales, Chagas, Filariasis y recientemente la Chikungunya.
En Latinoamérica hay 8 millones de personas infectadas con Chagas y se infectan de 50 a 100 millones de personas anualmente de dengue. Sin embargo no se ha desarrollado ningún medicamento efectivo para tratar la enfermedad de Chagas desde hace 40 años y su uso pediátrico y/o perinatal no es seguro, no hay antiparasitarios que se puedan utilizar seguramente en niños menores de dos años, no se a desarrollado ningún tratamiento o vacuna para el dengue o la Chikungunya. Pero como reza el dicho, allí donde hay necesidad, está la oportunidad. La Universidad de San Carlos de Guatemala cuenta con profesionales altamente calificados en las ramas de química farmacéutica, química biológica y medicina, además de la obligación con el pueblo de Guatemala de ofrecerles soluciones. Solo nos falta un poquito de voluntad, ¿política? Sin duda, pero también hace falta voluntad por parte de los profesionales. Creo que el hecho que la mayoría de enfermos sean de áreas rurales y pobres no solo desincentiva a las empresas farmacéuticas internacionales de desarrollar medicamentos, también los profesionales nacionales no se sienten atraídos.

Los guatemaltecos ya hemos hecho historia en relación a las enfermedades tropicales, el Dr. Rodolfo Robles en el año de 1917, observo, comprobó y expuso posteriormente que en Guatemala había Oncocercosis, pero además describió por vez primera, su modo de transmisión, ofreciéndole al mundo el conocimiento necesario para prevenir dicha enfermedad. Es ahora nuestra obligación seguir su trabajo y ofrecer un tratamiento a nuestro pueblo.

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