Por
Edith Regina Reynoso V.
Silvia Gabriela Alvarez R.
Médicas y Cirujanas.
La diabetes es una enfermedad crónica que se ha convertido en un
problema de salud pública en Guatemala. Es una de las principales causas de
morbilidad en nuestro país, y sus complicaciones constituyen una de las causas
más frecuentes de muerte y de utilización de los servicios de salud a nivel
primario, secundario y terciario, tanto en la consulta privada como pública (Díaz
Moreira, 2014)(“Plan
Estrategico 2014-2019 MSPAS Guatemala,” 2014).
Para los pacientes con diabetes, tanto la enfermedad como el
tratamiento tienen un impacto significativo en muchos aspectos de su vida, como
el trabajo, las relaciones interpersonales, el funcionamiento social y el
bienestar físico y emocional. Los pacientes diabéticos no sólo necesitan
integrarse a un régimen de tratamiento y vivir con él, sino que también están
expectantes ante la posibilidad de las complicaciones de la enfermedad. Este
impacto se expresa como “calidad de vida”(W K Redecop
P R Stolk, E G Rutten , B Wolffenbuttel, W L Niessen., 2002)
El concepto denominado calidad de vida implica una evaluación global que un sujeto hace de su vida con base
en sus características personales (demográficas, valores, personalidad) y en
factores externos dentro de los que se encuentran las enfermedades y su
tratamiento. La calidad de vida relacionada con la salud incluye los ámbitos
físico, psicológico y social de la salud vistos como áreas diferentes que se van a ver influenciadas por las creencias,
experiencias, expectativas y percepciones del paciente.
Las complicaciones agudas y crónicas de la diabetes mellitus, del
mismo modo que su tratamiento, el cual es complejo, costoso, difícil de seguir
y con efectos secundarios que molestan al paciente; pueden impactar la calidad
de vida de quienes la padecen.
Guatemala es un país que epidemiológicamente se encuentra en la
transición de enfermedades transmisibles a enfermedades crónico-degenerativas, esta
transición ha provocado que nuestro sistema de salud pública no cuente con
estrategias de tratamiento integrales de atención que evalúen el bienestar del
paciente en todas sus dimensiones.
Debemos, como país, fortalecer los sistemas de atención primaria
para tratar a pacientes con enfermedades
crónicas, no solo desde el enfoque farmacológico, sino psicológico, nutricional
y educacional de manera que no solo se prolongue el tiempo de vida sino se
garantice la calidad de vida del paciente.
No hay comentarios:
Publicar un comentario