Por
Vivian
María Grajeda Bojórquez
Médico y
Cirujano
Especialización
en investigación científica
Escuela
de postgrado de Ingeniería
“El fracaso es la oportunidad de
empezar de nuevo, pero más inteligentemente”
-Henry Ford
Por
mucho tiempo, se vivió con la idea de que convertirse en padres luego de diagnosticar
infertilidad, era nada más que un sueño. Pero para los científicos en Oldham,
Inglaterra el 25 de Julio de 1974 era una realidad, cuando nace el primer bebé
por técnicas de fecundación In Vitro. Por lo que poco a poco fueron
desarrollándose técnicas más eficaces y precisas como lo fue en 1984 en California,
donde nació el primer niño por donación de óvulos y ese mismo año en Australia,
nace el primer bebé proveniente de un embrión congelado. Esta rama de la
Ciencia la Reproducción Asistida fue tomando auge, y tanto alrededor del mundo
como en nuestro país inició con grandes expectativas.
En
Guatemala en 1976 se creó la primera clínica de Fertilidad y a principios de
los 90´s empezaron a desarrollarse técnicas de fertilización y diferentes
centros asistenciales para las parejas con este tipo de problemas.
De
algo hay estar muy consientes, al someterse a este tipo de técnicas, ya que se
requiere previamente de un estudio exhaustivo de la pareja para evaluar a qué
tipo de técnicas serán sometidos, y que cabe mencionar que según el problema de
base, ya sean factores masculinos, femeninos, entre otros y las probabilidades
de éxito de embarazo pueden variar, además de que otros factores; como los
apegos o no al tratamiento hormonal, la puntualidad a las citas programadas,
los factores y características del embrión implantado, en las que a pesar al
tratamiento estricto no hay éxitos de embarazo.
En
la actualidad cada uno de los diferentes centros asistenciales maneja tasas de éxitos
de embarazo dependiendo los tipos de técnica de reproducción que fueron
utilizados, pero la mayoría se encuentra de la siguiente manera: para la inseminación artificial en una mujer de 30
años es de un 34 por ciento; en una mujer de 45 es de solo un 12 por ciento.
Para la Fertilización In Vitro un 45%, siempre que cada pareja candidata acepte
someterse a cinco transferencias de embriones. Este resultado óptimo, publicado
por el centro “estrella” mundial, se da en mujeres jóvenes (20 a 34 años), y disminuye
con la edad: es sólo del 28,9% si tienen de 35 a 39 años, y cae al 14,4% para
las mayores de 40. Por último la tasa de embarazo que se consigue tras la
implantación de embriones crio preservados alcanza el 40%.
En
fin existen un sin número de técnicas revolucionarias que ayudan a estas
parejas infértiles a cumplir tan anhelado sueño de ser padres, que
lamentablemente para muchos que desean cumplirlo, no lo es posible debido a los
altos costos que este tipo de métodos consume, y el proceso de la utilización
de medicamentos hormonales para el adecuado desarrollo del embrión, sin contar
con que no siempre, termina en éxito, ya que muchas veces, se desarrollan
embarazos múltiples o se puede desarrollar un síndrome de hiper-estimulación
ovárica que puede incluso llevar a la muerte si no se tiene un control continuo
de los ciclos.
Pero
a pesar de todo esto, para una pareja que ha intentado hasta lo imposible por
procrear y que recurren a este tipo de métodos las probabilidades suben a 100%
ya que con la simple esperanza de que se pueda dar un embarazo, y la idea de
tener a un nuevo integrante en la familia, la esfuerzo de intentarlo vale la
pena.
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