José Manuel Arriaga López
Medico y cirujano
Especialización en investigación científica
Escuela de postgrado de Ingeniería
A lo
largo de nuestra historia, se ha considerado que los principales problemas de
salud en nuestro país se deben a procesos infecciosos por un lado y problemas
de tipo carencial por el otro.
Probablemente esto siga siendo así, como podemos observar con mucha
frecuencia en los distintos medios de comunicación donde se informa de poblaciones
guatemaltecas afectadas por el hambre y la desnutrición, y que se han agudizado
últimamente con desastres naturales que ocurren casi cada año. Sin embargo, aunque este sigue siendo un
problema presente y aún sin solución, llama la atención que empieza a surgir en
Guatemala el problema del sobrepeso y la obesidad y sus consecuencias. Es probable que estos problemas tengan origen
en la importación de estilos de vida
poco saludables como la poca actividad física, los hábitos como ver televisión
por períodos de tiempo prolongados, los juegos de video que parecen ser
preferibles al juego en la calle, exceso de comida sobre todo alta en
carbohidratos y grasa y sobre todo una escasa educación sobre cómo prevenir y
cómo enfrentar a la obesidad. En
conjunto estos factores favorecen la ganancia de peso, pero puede ahondarse más
en el tema y llegar hasta la escala genética, en donde es probable que hayamos
sido poco favorecidos y que como raza tengamos una alta tendencia al aumento del
peso corporal y depósito de grasa.
No es necesario ir tan lejos para darnos
cuenta que en Latinoamérica este es un problema que se encuentra ya arraigado
en nuestra sociedad. A manera de
ejemplo, en México se han hecho estudios en donde entre el cuarenta y cincuenta
por ciento de la población padece de sobrepeso y obesidad. En Guatemala, un estudio de tesis realizado
en el año 2010 por estudiantes de la Facultad de Medicina, determinó que 53.75%
de la población guatemalteca mayor de diecinueve años padecía de sobrepeso u
obesidad. A pesar de que este dato
parece ser solamente un número, no debemos olvidar que el problema no es
solamente estético o de baja autoestima que puede provocar el tener obesidad;
el problema va más lejos y puede traducirse en incapacidad e incluso muerte
sobre todo por las complicaciones que de ella derivan. Entre estas se encuentra un aumento en el riesgo de padecer diabetes
mellitus, evento cerebrovascular, un infarto de miocardio, problemas
articulares, respiratorios e incluso a largo plazo parece estar relacionado con
demencia y enfermedad de Alzheimer.
De manera que mientras los sistemas de salud
del país priorizan este nuevo problema, es nuestro deber hacer conciencia a la
población para que con medidas sencillas como caminar más, hacer ejercicio,
comer más verduras o evitar la comida rápida podamos iniciar desde lo personal
para incidir positivamente en el cambio de actitud a mayor escala.
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