Por
Sofía Reyes
Médica y Cirujana
Especialización en
Investigación Científica
Escuela de Postgrado de Ingeniería
En algunas sabias culturas milenarias de la India
se conoce como sangre blanca al superalimento que contiene tantas células como
la sangre propia, nos referimos a la leche materna. Esta contribuye a la mayor
efectividad del desarrollo físico y mental del niño, proporciona nutrientes de
calidad.
La leche materna es definida como el fluido
bioactivo que permite a los niños alimentados por esta, disminuir la incidencia
de enfermedades como también la intensidad de las mismas. Según la liga de la
leche de Guatemala, la leche materna contiene 248 componentes que sirven de
base para un crecimiento adecuado de quienes lo reciben en los primeros 6 meses
de vida, como alimento único.
La Organización Mundial de la Salud (OMS)
recomienda también que sea la alimentación exclusiva durante los primeros 6
meses, sin embargo en América Latina la lactancia durante los primeros seis
meses es escaza, solo el 68% de los niños la reciben, según UNICEF en Guatemala
a pesar de que ha aumentado de un 38.8% a un 49.6% aun continua siendo deficiente.
Al inicio de la lactancia materna la madre
secreta calostro, el cual es un coctel nutritivo e inmunológico secretado
durante los primeros 3 a 4 días, el cual tiene un color amarillento y una consistencia espesa por lo que por sus
características también es conocido como ¨oro liquido¨, este es clave para el
crecimiento y desarrollo de los recién nacidos en los primeros días.
Nutricionalmente el calostro es rico en
proteínas en comparación con la leche madura, también esta compuesto de grasa, lactulosa, vitaminas E,A, minerales
como sodio y zinc , y anticuerpos IgA.
El calostro beneficia al recién nacido a la eliminación de meconio, en
la producción de lactobacilos, y aporta antioxidantes e inmunoglobulinas.
La
leche de vaca tiene mayores concentraciones de ácidos grasos de cadena corta y
más cantidad de caseína que la leche materna lo que hace difícil su digestión por
el lactante y el vaciamiento gástrico se hace más prolongado. La leche de
formula en comparación con la leche materna tiene deficiencias tanto en la
calidad como en la cantidad de micro y macro nutrientes, también es difícil de
digerir por los recién nacidos produciendo estreñimiento y mayor carga renal.
Tiene mayores riesgos de ser contaminada por la manipulación de la misma a la
preparación. Esta leche es procesada y se destruyen sus elementos bioactivos,
así mismo tiene capacidad alergenica por sus componentes extraños al
metabolismo del niño.
En conclusión la leche materna tiene
innumerables ventajas, cambia su
composición y se adapta a los requerimientos del niño a medida que este crece y
se desarrolla, permitiendo así una maduración adecuada y progresiva. También es
indispensable para formar un sistema inmunitario, por tener las concentraciones
adecuadas de proteínas, grasa y lactosa es fácil de digerirla, por lo que
reduce el riesgo de enterocolitis necrotizante.
El contacto físico entre la madre y el niño
durante el amamantamiento hace que se armonizan sus patrones sensoriales y
gratifica sus sentidos así mismo se forma el apego entre madre e hijo. Los
niños amamantados son más activos, y tienen un mejor desarrollo psicomotor,
tienen una mayor capacidad de aprendizaje, y se ha documentado que existe una
asociación entre lactancia materna y un coeficiente intelectual mayor.
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