Medica y Cirujana
Estudiante Especialización
en Investigación Científica
Escuela
de postgrado. Facultad de Ingeniería
Es
frecuente leer noticias sobre miles de casos
de violencia contra la mujer; pero nunca ser testigo de la experiencia de
un agresor que sin vergüenza alguna, delante de mí, agredía la integridad
física y psicológica de una mujer. Llena de lágrimas y rabia me desilusionó que
la mujer agredida perdonara a su agresor.
¿Por
qué un hombre es violento contra una mujer? o ¿Por qué sancionar a la mujer si
no cumple con sus mandatos?.
En
muchos casos como el anterior, mujeres que sufren de violencia permanecen calladas
por distintas razones: miedo a represalias, a la suspensión de ayuda económica,
a condenar a los hijos a no tener padre, dependencia afectiva, falta de apoyo
familiar o la esperanza que su pareja cambie. Es difícil comprender a una mujer
que permanece al lado de quien le causa daño; quizá porque las mujeres no dimensionan
lo bueno y malo, o porque guardan la esperanza que las cosas cambien,
porque se cree que es una pesadilla de la que puede despertarse o simplemente
una venda en los ojos. El miedo a la condena social da lugar a sentimientos de
repudio, culpabilidad y sufrimiento, que le impide reconocerse como víctima.
¿Por
qué los hombres creen tener el control de una mujer, o el derecho de ejercer su
masculinidad?. En gran parte por la reacción natural o normal de las personas a
pesar de las estadísticas alarmantes; como si en la vida estuviese escrito que las
mujeres merecen maltrato.
La
violencia contra la mujer, también es inducida por el Estado, las instituciones,
ideologías, tradiciones, cultura, leyes, sistema educativo y médico, los medios
de comunicación y en el lenguaje cotidiano. En conclusión un sistema social que
domina y discrimina a las mujeres a través de distintos mecanismos.
En Guatemala son particularmente alarmantes los niveles
de violencia en contra de las mujeres. La Encuesta de Salud Materno Infantil
2009, reporta que 45 de cada 100 mujeres entre los 15-49 años ha sufrido, en
algún momento de sus vidas, hechos de violencia (verbal, física y/o sexual) por
parte de sus parejas. La violencia contra la mujer ya
es un término “pandémico” y “uno de los más grandes desafíos de nuestra época”
según el Secretario General de las Naciones Unidas.
Lo
que se necesita no es sólo un día de reflexión y más promesas retóricas, sino
un liderazgo decidido y un compromiso para poner fin a las prácticas abusivas y
la discriminación, pero sobre todo la voluntad de la mujer de no ser
una estadística más.•
No hay comentarios:
Publicar un comentario