Por
Miguel Alejandro
Cutz Ijchajchal
Médico y
cirujano
Estudiante
Especialización en investigación científica
Escuela de
postgrado. Facultad de Ingeniería
Guatemala no es un país ajeno a esto, se
calcula que se practica alrededor de 65,000 abortos no seguros anualmente.
Todos estos realizados con procedimientos poco higiénicos y practicados por
personas inescrupulosas.
La legislación en Guatemala es estricta
al catalogar de delito la interrupción del embarazo en cualquier momento del
mismo según el código penal guatemalteco
decreto 17-73 del Congreso de la República de Guatemala. En este, se considera
que el feto al ser fecundado y aun antes de nacer tiene derechos, por lo tanto
es protegido por la Constitución como un ser humano.
En la mayoría de los casos la mujer que
busca ilegalmente terminar su embarazo pertenece a un nivel socioeconómico
bajo, en condición de pobreza, bajo nivel educativo y un ambiente violento. Es alarmante
observar que los abortos inducidos van siendo mucho mas frecuentes en menores
de edad, inclusive en preadolescentes.
En un país donde la educación sexual no
es llevada eficientemente a cabo, y que pilares fundamentales de la sociedad
como la iglesia se niegan a ser parte de la solución, se debe preguntar si la
legalización del aborto es un camino más factible a la solución del problema de
los abortos clandestinos, que tanta morbi-mortalidad materna ha causado hasta
ahora.
El negocio del aborto es una empresa muy
lucrativa; entre 1970 hasta 2003 se calcula que ha producido beneficios por $ 750
billones de dólares. Planned Parenthood la mayor empresa de abortos en el mundo
ha ganado solo en Estados Unidos durante el año 2003, $ 766 millones de
dólares.
En Latinoamérica el negocio de abortos
clandestinos es también lucrativo, ya que se ofrece desde abortos mediante
medicación con pastillas hasta abortos realizados en salas de operaciones.
Datos de países sudamericanos sugieren que se mueven alrededor de 81 millones
de dólares anualmente en el negocio de los abortos clandestinos.
El aborto no siempre representa una
practica repulsiva que es sinónimo del antojo de una madre para no alimentar
una boca mas o de liberarse de una responsabilidad, es realmente una necesidad producto
en muchos casos de violaciones o del
riesgo de la vida de la madre.
Es indudable que el tema del aborto crea
muchas opiniones divididas, pero es claro que la única persona que debe tomar
la decisión de continuar su embarazo es la madre misma, y es lamentable ver que
muchas mujeres que no acceden a un sistema sanitario que permita un aborto
legal, terminan en las salas de aborto contaminadas de las que hay cientos en el país.
Por esto es necesario un consenso que
permita a la mujer guatemalteca del siglo XXI poder elegir, en un ambiente
seguro libre de persecuciones legales y religiosas, el destino de un embarazo
no deseado y que a la vez la aleje de las garras del lobo que practica abortos
a Q. 600 y que poco le importa el futuro de la sociedad guatemalteca.•
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