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jueves, 29 de agosto de 2013

Presencia de Helicobacter Pylori en pacientes con reflujo gastroesofágico: ¿Factor de riesgo o protector?

Por
Mariela Monterroso
Medica y cirujana
Estudiante de la Especialización de postgrado en Investigación científica
Escuela de posgrado de la Facultad de Ingeniería.

Actualmente la enfermedad por reflujo gastroesofágico alcanza proporciones epidémicas y es considerada como la afección gastrointestinal más frecuente en Occidente. El impacto de los síntomas repercute lo social, laboral y psicológico de la población.  Se sabe que esta patología es la causa más común de gastropatías y esofagitis en pacientes adultos.
Desde hace mucho tiempo, en todas partes del mundo se ha debatido, si la presencia de H. Pylori, el diagnóstico y su erradicación impacta en la evolución de la enfermedad por reflujo gastroesofágico.
La asociación entre la enfermedad por reflujo gastroesofágico y el H. pylori, es un tema sumamente atractivo y son justamente las controversias y discusiones entre investigadores, lo que hace que en la actualidad aun se discuta el tema.
Se han hecho cientos de estudios que solo cuestionan los análisis y conclusiones, ya que los resultados son contradictorios.
Por una parte, reportes apoyan el papel protector de la H. Pylori en la enfermedad por reflujo gastroesofágico,  aludiendo a la fisiopatología con la que ataca esta bacteria por medio de una respuesta inflamatoria causada por contacto con el epitelio gástrico, ocasionando vacuolización citoplasmática de las células del epitelio y  desencademiento de apoptosis celular, dando como resultado una atrofia de la mucosa fundica. Como resultado se produciría una disminución de la producción de ácido clorhídrico y pepsina que puede llevar incluso a una aclorhidria, haciendo este un ambiente hostil para la bacteria, ya que la misma se reproduce en medios extremadamente ácidos.
Por otro lado, se sabe los efectos que esta bacteria como tal, tiene sobre la mucosa gástrica, por ejemplo el estar asociada a patologías como gastropatías crónicas, úlceras duodenales, cáncer gástrico, entre otros.
Tomando en cuenta lo anterior significa que al erradicar esta bacteria en un paciente con reflujo gastroesofágico, ¿causaremos mas daño que beneficio? O simplemente nos basamos, en H. Pylori vista, H. Pylori erradicada?
¿Empeoraremos la evolución del reflujo haciendo que la ausencia de la bacteria cause un medio más ácido y por lo tanto más nocivo y dañino para la mucosa? Pero, si no la erradicamos, ¿predisponemos al paciente a mayor riesgo de enfermedades crónicas como cáncer gástrico y úlceras pépticas?
Se sabe, que la transmisión de esta bacteria está vinculada a  deficientes hábitos de higiene y bajos niveles socioeconómicos, entre otros. En  los estudios realizados se encontraron menor número de infectados en pacientes con enfermedad por reflujo gastroesofágico que en controles. En poblaciones desarrolladas, donde esta patología es mas común y las condicionantes de la bacteria son menos prevalentes, se ha demostrado que no es un indicador proporcional a la realidad del país.
En los países del Tercer Mundo, esta infección ocupa uno de los primeros lugares, por su frecuencia, entre todas las infecciones bacterianas que afectan al humano.
Otros estudios indican que a pacientes infectados con H. Pylori sin reflujo gastroesofágico previo, han desarrollado esta patología al erradicar la infección, y a los pacientes que si lo padecían, empeoraron sus síntomas pépticos.
La sociedad guatemalteca, donde es tan prevalente la infección por H. Pylori, al igual que la persistencia de síntomas que sugieren reflujo gastroesofágico, debería existir un tamizaje para detectar esta infección acompañada también de una gastroscopia para evaluar daño gástrico y basarlo en el tratamiento, comparando riesgo y beneficio en cada persona en particular.
Hace falta realizar estudios para definir la tasa de prevalencia de la infección por Helicobacter Pylori y sus implicaciones en la enfermedad por reflujo gastroesofágico en el país, con el objetivo de definir el papel de la bacteria en esta afección e interrumpir la historia natural de la progresión de la enfermedad, y así  evitar complicaciones mas serias y con repercusiones al estilo de vida.
Como lo plantea el Consenso Europeo sobre H. Pylori, debería de erradicarse la bacteria si se evidencia beneficio sobre riesgo.

En Guatemala se debería erradicar en pacientes que padecen una gastritis atrófica crónica grave, o una úlcera duodenal evidente, pues en estos casos se consideraría el beneficio superior al posible efecto adverso sobre el reflujo.●

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