Por
Edgar Leonardo López
Ingeniero civil
Decidir nombrar a alguien como “el mejor científico
de la historia” puede llegar a ser una tarea complicada debido a que es un
título que le queda demasiado grande a una sola persona. Aquella persona que es
capaz de causar una revolución al no dar por sentado que los conocimientos que
la mayoría de personas acepta como verdaderos son merecedores de obtener dicho
título. Entre ellos encontramos a Arquímedes, Isaac Newton y Albert Einstein,
quienes causaron grandes revoluciones científicas en los campos de la física y
matemática al proponer teorías que se sustentaron, al momento de su publicación,
en hipótesis novedosas y, hasta cierto punto, ridículas para la mayoría de las
personas. De éstos últimos, me inclino más hacia Isaac Newton para catalogarlo
como el mejor científico de la historia; mayormente conocido por fundar las
bases de las leyes de la mecánica clásica, dicho sea de paso principios
fundamentales en el campo de la ingeniería civil. Mi admiración es debida a que
él sentó las bases de la matemática moderna a través del cálculo infinitesimal:
creando un nuevo sistema de algoritmos que se adecuaran a las teorías
propuestas en sus tratados debido a que la matemática que se conocía en esa época
no era suficiente para sustentarlas. En la actualidad, el cálculo infinitesimal
es utilizado en todos los campos: técnico, médico y social; siendo ésta, a mí
parecer, la mayor contribución de Isaac Newton a la ciencia.
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